Cuidar y mantener en perfecto estado nuestra casa puede parecer una tarea sencilla, pero para muchas personas, especialmente aquellas que lidian con la ansiedad, la depresión u otros problemas de salud mental, las tareas domésticas pueden convertirse en una fuente constante de culpa, frustración y agotamiento. Frente a los discursos tradicionales sobre la productividad y las rutinas rígidas, la psicóloga y terapeuta KC Davis (@strugglecare), propone un enfoque revolucionario: gestionar el hogar desde la autocompasión y la flexibilidad.
Davis es autora del libro 'Cómo cuidar tu casa cuando la vida te ahoga', donde comparte estrategias accesibles y realistas para mantener un espacio habitable sin caer en la autoexigencia ni en la trampa de la perfección. Su propuesta no consiste en alcanzar una casa impecable, sino en crear un entorno que funcione para cada persona, adaptado a sus ritmos y capacidades. Y es que su enfoque pone en el centro la salud mental y cuestiona la idea de que el desorden es sinónimo de fracaso o pereza, y esto es algo que libera a muchos de la carga emocional asociada a los estándares sociales sobre cómo debería lucir una casa.
Encontrar nuestro ritmo: una nueva forma de gestionar el hogar

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Uno de los mensajes más potentes de KC Davis es su crítica a lo que hasta ahora hemos entendido como rutinas tradicionales: "Olvídate de crear una rutina", aconseja, señalando que estas estructuras rígidas suelen fracasar cuando la vida se vuelve impredecible o cuando la salud mental no nos permite cumplirlas. "Con las rutinas, o estás cumpliéndolas o no", explica, lo que puede desembocar en una presión constante y una percepción de fracaso en cuanto no conseguimos cumplirlas.
En lugar de perseguir la perfección de esas tareas fijas, Davis propone encontrar lo que ella llama "tu propio ritmo". Según la terapeuta, "con el ritmo, puedes perder un compás y aun así volver a retomar el flujo de tareas como si nada". Este matiz es esencial: un ritmo permite pausas, tropiezos y días difíciles sin que eso signifique que todo se ha venido abajo.
Una filosofía más flexible y autocompasiva

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En su enfoque, el ritmo es más flexible, más humano y más sostenible a largo plazo. No se trata de seguir un horario estricto, sino de reconocer las tareas como parte de un ciclo continuo que puede adaptarse a las circunstancias personales. Si hoy no se lavan los platos, mañana se puede retomar el ritmo sin culpa ni autocrítica.
Este planteamiento resulta especialmente liberador para quienes atraviesan momentos complicados. Davis recuerda que no todas las tareas del hogar son igual de urgentes y que el orden no define el valor de una persona. Por eso, nos invita a simplificar: priorizar lo esencial, eliminar pasos innecesarios y organizar las tareas de forma que sean accesibles, incluso en los días más difíciles.
En definitiva, KC Davis ofrece una mirada compasiva y realista que conecta la salud mental con la gestión del hogar. Cambiar la rutina por el ritmo, como ella plantea, no solo transforma la manera de abordar las tareas domésticas, sino que alivia la presión y devuelve a las personas el control sobre su hogar, algo que resulta totalmente necesario.
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